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Oficina compartida y coworking: quién es quién

Para los que aún no han aterrizado en el mundo de trabajar fuera de la empresa y fuera de casa, hay conceptos que aún le pueden resultar extraños, como son el de oficina compartida y coworking. Conceptos que empiezan a sonar una vez necesitas un espacio donde desempeñar tu profesión para salir del bucle de trabajar en casa o salir de la propia sede de una empresa para ser autónomo, freelance o emprendedor de, por qué no, una startup. Para aclarar las diferencias entre uno y otro, hay que irse a la propia naturaleza de cada término. Una oficina compartida y un coworking no cumplen la misma función  en todos los sentidos, aunque tengan puntos en común, por lo que entre ellos hay ciertas diferencias.

La primera es que en la oficina compartida no existe una comunidad que colabore unida, ni tiene por qué haber una colaboración entre los miembros de esa oficina compartida. Suele ser total la independencia entre unos y otros, mientras que en el coworking se busca, y es necesario, una actitud colaborativa de los coworkers, implicados en compartir y buscar sinergias y relaciones profesionales con los demás miembros del espacio. Este factor de actitud incluido en el coworking no es característico de una oficina compartida, mucho más independiente cada persona.

En la oficina compartida, además, no se suele tener un espacio tan dinámico ni versátil. Es decir, no se realiza ninguna actividad extra, al menos de entrada. En cambio en los coworkings es habitual y forma parte de su espíritu realizar eventos, cursos y talleres con el enfoque puesto en el aprendizaje y la formación, añadiendo los eventos de networking, tan necesarios para los trabajadores hoy día.

Oficina compartida y coworking: Puntos en común

Tanto la oficina compartida como el coworking tienen puntos en común. En ambos casos están orientados a sufragar gastos ya que le ofrecen al interesado un puesto de trabajo fuera de su casa y fuera de una empresa. A pesar de que podemos encontrar uno y otro en muchas zonas, lo habitual es que las oficinas compartidas estén en centros de negocios o edificios de oficinas, y los coworkings, en espacios en el centro de las ciudades, la mayoría de ellos, como es el caso de el coworking en Malasaña y en el resto del centro de Madrid.

Una oficina compartida, por tanto, es un lugar en el que alquilar una mesa para poder trabajar desde fuera de una empresa o del propio hogar, pero de una forma muchos más independiente y menos colaborativa que en un coworking. Dos opciones, fórmulas diferentes y con diversos objetivos cada una de ellas, que existen hoy día para los trabajadores autónomos, emprendedores, startups y freelances de todo tipo.

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