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El coworking en Malasaña, ¿gran auge o burbuja?

Un coworking en Malasaña sigue siendo una opción muy fiable para trabajar. El barrio sigue en auge, y su protagonismo in crescendo en la morfología urbana de Madrid, parece no tener techo. El barrio que vivió parte de la movida en los años 80 (por estar entre San Bernardo y Tribunal), que estuvo a la sombra del auge de Chueca a finales del siglo pasado y a la entrada del nuevo Milenio, ahora se ha convertido en uno de los lugares de ocio preferidos de los madrileños y los visitantes de la ciudad, que le ha comido terreno a los otros barrios.

Negocios de restauración, comercio y espacios de trabajo, con mucho que decir, que han atraído a personas de todo tipo. Las razones hay que buscarlas en la transformación del barrio en los últimos 10 años. Para empezar, el gran patrimonio de Malasaña ha sido, y es, su diversidad. En el barrio conviven personas de toda la vida, los que también vivían aquí hace años, que se han quedado, para compartir su día a día vecinal con los nuevos llegados de la ciudad que quieren vivir en el centro, y los amantes de un barrio hispters, moderno, con influencias vintage, y donde todas las comunidades son bien acogidas, en el polémico fenómeno de gentrificación en el que vivimos.

Además de los que viven en Malasaña, hay que destacar a los que vienen cada día. El barrio se ha convertido en un centro de referencia social. Negocios de restauración desde el desayuno a la cena, viejo comercio que todavía sobrevive, y nuevos comercios de todo tipo, guardando ese nuevo aire que unifica diseño, gastronomía y artesanía en sus 360 grados.

Coworking en Malasaña: auge

En este contexto, muchos negocios han vivido su auge. Uno de ellos ha sido los espacios de trabajos compartidos, como son los coworkings. Lugares en los que las personas van a desarrollar su día a día laboral, a impartir talleres, a recibirlos, o a organizar eventos. Esto ha hecho que un coworking en Malasaña sea un auténtico hervidero de personas, empresas e ideas, lo que ha revalorizado esta forma de trabajar y de relacionarse, apostando por el networking claramente, como un nuevo paradigma laboral.

A pesar de que a nivel nacional parece que el auge que se vivió de espacios coworkings se está asentando y ajustando a la ley de oferta y demanda, en el barrio sigue habiendo espacios para muchos coworkings, de diferente corte, la necesidad se palpa en el ambiente, y la cantidad de personas que constantemente llegan, permanecen y se van de Malasaña ha hecho que muchos centros de trabajo se asienten como una parte más de la nueva evolución del barrio. El coworking en Malasaña se ha ganado ya un puesto en el día a día del centro de Madrid.

 

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